Desde hace años, este tipo sigue el mismo protocolo: en cuanto su mujer se va, se pide una pizza. Bueno, eso es lo que le dice a su mujer. La pizza es sólo una excusa para que le visite un repartidor buenorro. Llevan años follando en secreto. Esta noche su mujer no está y cuando abre la puerta al repartidor, se lleva una agradable sorpresa: ¡el chico ha traído a un colega para que le enseñe el oficio! Cuerpos suaves, folladas versátiles, 2 contra 1 y un buen final facial. ¡Compruébalo!